
Hoy, 27 de Abril, se cumple un nuevo aniversario de la devoción a Nuestra Señora de
Montserrat, patrona celestial de la Comunidad Catalana, la Catalana Terra, y de los catalanes allende los mares. Esta devoción, que data del año 870 después de Cristo, está asociada al culto de las llamadas Vírgenes Negras, como la imagen de la Virgen de Guadalupe de Extremadura, la Virgen de la Candelaria de las Islas Canarias, la Virgen de la Peña de Francia y otras tantas que pueblan, no sólo la geografía española, sino todo el continente europeo (ver fotos de esta página).
negra, fecunda y fértil, idealizada en la figura de la Virgen, es el Trono de Dios, representado en el Niño Jesús, Sol de Justicia Invencible, la Luz del Mundo que hace que esa Tierra dé frutos de abundancia y riqueza, y estos infinitos misterios no pueden ser alcanzados sino a través de una profundidad "cavernosa", es decir en lo más recóndito del alma y el corazón, sin palabras limitantes, por eso las pieles de la Madre y el Niño son negras en estas imágenes. El negro es un color inerme, considerado sagrado en muchas de las tradiciones espirituales y religiosas, contiene a todos los colores de manera latente, y es virginal en el mismo sentido que debemos comprender que el agua también es virginal, es decir que nunca cambia su sustancia, ni su composición, ni su esencia, como igualmente la Virgen María contuvo en su ser humano al Creador mismo, y luego de dar a luz en la carne al Verbo Eterno, Jesús, no perdió su ser virginal.

Con el tiempo, unos ermitaños comenzaron a rendirle culto a la Santa Madre y a Su Divino Hijo, habitando en esos lugares, impregnándolos con la fragancia de su santidad y sus oraciones, pero el tiempo, las guerras y las invasiones árabes hicieron que la imagen cayera en el olvido. Un día sábado de 1107, unos pastores vieron unas luces brillantes dirigirse hacia un rincón de esas montañas desde la ciudadela de Manresa, y al dar noticia al obispo, decidieron seguir esas luces, que continuaron apareciéndose por varios días. Al llegar cerca del lugar donde convergían las luces, se escucharon melodiosos cantos de ángeles, y al entrar en la cueva de donde surgían los mismos, una brillante luz deslumbró a los exploradores, y entrando, vieron la imagen de la Madre de Dios con Su Hijo Jesús en su regazo. Llenos de alegría, enviaron noticias al obispo, quien subió y dió crédito al hallazgo, pero cuando intentaron llevar la sagrada imagen a Manresa, la misma adquirió un peso tan descomunal que todos vieron en ello la Voluntad del Cielo que ella recibiera culto en ese mismo lugar. No sólo era importante la imagen (una bellísima talla de estilo románico, como pueden apreciar en la foto), también el lugar era considerado sagrado, por las evidencias encontradas de ermitaños de antaño, por lo que el obispo decidió restablecer la comunidad de eremitas religiosos, según la regla de San Benito para los hombres, y de su hermana Santa Escolástica para las mujeres, así como la construcción de un santuario para todos los que deseaban el auxilio de la Excelsa Madre del Cielo para que intercediera ante Jesús en sus penas y alegrías, en la salud y en la enfermedad.
¡Que viva la Santa Madre de Dios de Montserrat!
¡Salve, María!






