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Te damos la más cordial bienvenida a esta bitácora, dedicada a la Santísima Virgen María y a Su Divino Hijo Nuestro Señor Jesucristo. Te pedimos que te unas a nuestra cadena de oración permanente, con oraciones, rosarios, misas, meditaciones, ayunos, etc., lo que desees y puedas hacer, por nosotros, por ti y tus necesidades y angustias, y sobre todas las cosas, por la paz del mundo entero y la paz de tu país. Nunca olvidemos dar las gracias a Dios, porque es Él la Fuente Inagotable de todos los milagros...
Los Amigos de la Fundación María Ecuménica

lunes, diciembre 11, 2006

La Virgen María:
Aurora de Salvación que anuncia al Sol de Justicia Invencible



En estos días de la Navidad, volvemos nuestros ojos a María, la que fue creada y concebida de manera purísima y perfecta en su alma y en su cuerpo por Dios Padre Creador Eterno antes de todos los siglos para que, llegado el tiempo concreto, fuera enviada a nacer en el seno de los esposos Joaquín y Ana, concebida de manera virginal. Al pasar el lapso debido, Dios mismo a través de su Mensajero, el Arcángel Gabriel, invita a María a ser la Morada del Verbo Divino para que éste tome carne mortal de su ser, y Ella, la "llena de Gracia", con su libre y total voluntad, se entrega toda Ella a Dios, concibiendo a Jesús, el Verbo Viviente y Eterno de Dios, en carne mortal para todos nosotros humanos, elevando así nuestra condición humana.


La Fiesta de la Inmaculada Concepción es, para nosotros, la fiesta de ese preludio de la llegada deJesús, el Cristo, el Mesías, el Ungido de Dios, el Hijo Unigénito del Creador Eterno que nace de la carne y la sangre de la doncella que Dios se había procurado desde siempre para que "el Verbo se hiciese carne y habitara entre nosotros", compartiendo lo mejor y más selecto de nuestra naturaleza humana: disfrutando de las grandes riquezas de la vida mortal sin apegarse ni dejarse dominar por ellas, así como viviendo también las angustias y trabajos de nuestra condición, compartiendo incluso una muerte infame, venciéndo todas estas condiciones para elevarnos a todos a Dios y acercarlo a Él más a nosotros.



Llenémonos de alegría y gozo, pues por el libre albedrío de una criatura de Dios, un ser humano como Ella, el mundo fue salvo. A medida que avanzamos hacia el aniversario 150 de las apariciones de Lourdes, Francia, no debemos perder de vista la enorme Gracia que hemos recibido de la Dignísima Señora y Madre Nuestra, pues ninguna otra criatura humana estaba en su condición de Inmaculada, y sin embargo Ella misma se consideraba insignificante a los ojos del Padre Infinito. ¿Acaso no es esto humildad? Humildad que no la hizo menos merecedora de tener a Dios mismo en su seno. Humildad que la hizo darse cuenta de su único lugar en el mundo para que todas las generaciones por venir la llamasen "bienaventurada", "dichosa", "gozosa", tanto por haber creido como por el haber concebido al Verbo de Dios en espíritu, en carne y en verdad.


La Santísima Virgen María, la criatura mortal más perfecta que Dios haya creado y concebido jamás, rió, lloró, dudó, sufrió, disfrutó, en fin tuvo toda la gama de los sentimientos, pensamientos y demás de todos nosotros, pero por Su Inmaculada Concepción no dejó que los sentimientos y emociones no luminosos hicieran mella en Su ser. Por el contrario, fueron esos mismos sentimientos que hicieron que Su Inmaculado Corazón se abriera al Amor, hasta que incluso le doliera, pero que hicieron brotar para todos nosotros, antes y ahora, los torrentes de Gracia que Dios quiere y desea darnos, y sólo tenemos que abrirnos a Él, entregarnos a Él, vivir por Él...


Sin duda que María fue la maestra del Maestro de maestros, pues siendo Jesús bebé, niño y adolescente, y junto con José, el "varón justo ante Dios", educaron al niño en sus modales, en su habla, en su conducta para con todos. ¿Cómo pretender, por tanto, negar que Jesús sí necesitaba de estos padres para ser el Hombre que el mundo necesitaba, el Nuevo Adán para que la Creación toda tuviera sentido en su camino hacia Dios? ¿Cómo negar que el papel que María y José jugaron en la vida mortal de Jesús, como el de todo padre y madre, y que además fue fundamental para que ese Nuevo Adán se encontrara en el tiempo y el espacio correctos para dejar Su Huella Indeleble en el corazón, y en la historia de la humanidad? ¿Cómo no considerar a estos seres, María y José, modelos a seguir, si Dios mismo les entregó a Su Hijo Unigénito, Eterno y "engendrado, no creado, de la misma naturaleza que el Padre" para que en su temporal condición de mortal tuviera el mejor ejemplo humano posible a seguir? ¿Acaso somos tan miopes los humanos que nos olvidamos que si Dios mismo honró a estos seres para que fueran sus padres mortales, fue porque ambos, José y María, estaban en Gracia de Dios, especialmente María porque lo albergó en su vientre?



Nunca se podrá llegar al fondo de dicho Dogma de Fe, pero sin embargo sí podemos, con todo, llegar a sentir en nuestras almas y corazones el inmenso caudal de riquezas y gracias inimaginables que encierra la Santísima Madre para tod@s nosotr@s. Aún hoy, la Mujer "vestida del Sol (la Luz invencible de Dios) con la luna (todas las enfermedades, los pecados y la muerte de todo tipo) a sus pies y una corona (el dominio de María sobre todo el mundo para conducirlo a Dios) de 12 estrellas" combate y aplasta a la serpiente del mal: guerras, armas químicas y nucleares, enfermedades, desastres, etc. Todo eso cae mortalmente ante la bendita planta de la Virgen María, Reina del Cielo y de la Tierra. Este icono representa a la Excelsa Madre como la "Desatadora de Todos los Nudos", destando el nudo de la vida y aplastanto a la serpiente de la amenaza nuclear representada en la tragedia de Chernóbyl, y que aún hoy sigue amenazante en nuestro planeta...


Toda vida, toda oración, toda alma y corazón, todo es precioso para Ella, para que llevados de Sus manos, seamos conducidos a Dios, amados de y por Dios, y benditos de y por Dios.


No queremos cerrar esta entrega sin antes considerar la bendición que hemos recibido de Dios al hacer que Su Bendita Madre, hace 475 años, se apareciera en el cerro del Tépeyac, y que hoy conocemos y veneramos como Virgen de Guadalupe. Sus apariciones vinieron en el momento en el que los casi 8 millones de indígenas que habitaban esas tierras de lo que hoy es México, aliados del grupo dominante hasta ese entonces, los aztecas, estaban prestos a vengarse de manera violenta contra los españoles que tan sangrientamente los habían conquistado y los indígenas que habían colaborado con los europeos. Su aparición y Su mensaje de amor conquistó el corazón de vencedores y vencidos, y colocaron las cosas en su justo punto de armonía y delicado equilibrio para la convivencia fraterna entre las dos razas, a la que se sumó la raza africana, traida por la fuerza, pero que igualmente encontró aquí, en el nuevo continente, un nuevo hogar. La Emperatriz de las Américas y las islas Filipinas, la Reina y Estrella de la Nueva Evangelización, la Madre del Amor Hermoso, la Morena del Tépeyac, abre este su Jubileo Guadalupano, para que consideremos y meditemos toda la Gracia, la belleza y el Amor que Dios tiene por todos y cada uno de nosotros.


Que la Madre Venturosa del Redentor nos acoja en Sus manos y nos lleve al Padre Creador para hacer Su voluntad y no la nuestra.



Amor Eterno (Mi Virgen Bella) cantado por Marianella Oráa