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Te damos la más cordial bienvenida a esta bitácora, dedicada a la Santísima Virgen María y a Su Divino Hijo Nuestro Señor Jesucristo. Te pedimos que te unas a nuestra cadena de oración permanente, con oraciones, rosarios, misas, meditaciones, ayunos, etc., lo que desees y puedas hacer, por nosotros, por ti y tus necesidades y angustias, y sobre todas las cosas, por la paz del mundo entero y la paz de tu país. Nunca olvidemos dar las gracias a Dios, porque es Él la Fuente Inagotable de todos los milagros...
Los Amigos de la Fundación María Ecuménica

viernes, agosto 17, 2007

La Asunción de la Santísima Virgen María

¡La Santísima Virgen María, Madre de DIOS y Madre nuestra vive!


María, Virgen y Madre de Cristo, es el enlace, ese vínculo con el eterno principio femenino que existe dentro de todos y cada uno de nosotros. Ese principio encarna la Verdad, el Amor y la Entrega de Sí mism@, conocido como Amor Incondicional a otr@s. Ella es la primera de tod@s l@s Sant@s, pues desde el Principio fue destinada a ser la Vasija Pura e Inmaculada a través de la cual Jesús, Luz de Dios y Verbo Eterno, penetró en este mundo nuestro.

María, gracias a su constante intercesión, obtiene para todos y cada uno de nosotros la Gracia de DIOS, y es uno de los canales de la Divinidad por el que nuestros corazones pasan a ser purificados y preparados para recibir a DIOS en nuestro fuero interno y a verle en lo externo. Las Letanías Lauretanas describen para nosotros las diversas maneras que Ella tiene para manifestar esa Su principal función para con esta humanidad.

María es honrada y venerada como la Gran Madre arquetípica de nuestra memoria ancestral, esa imagen de Fertilidad, Fecundidad, Curación, Amor, lo Femenino Mágico que todos, consciente e inconscientemente, buscamos y aspiramos para mejorar este mundo. Ella se aparece, como siempre, en los momentos sombríos al inocente y puro de corazón, sin importar su edad, aportando esperanza y consuelo, así como viene a recordarnos, de miles de maneras posibles, la Palabra de DIOS, las enseñanzas de Su Divino Hijo Jesús, Señor de los Cielos y de la Tierra.

Los altares dedicados a la Santísima Virgen María en todo el mundo, así como sus santuarios y lugares de aparición, atraen a multitudes de peregrinos. El don de la Gracia de DIOS que es atraído para nosotros por la compasiva Madre de Cristo, ofrece toda la esperanza de la Salvación para los millones de seres cuyas corrientes de vida aparentan estar deseperadamente comprometidas. La milagrosa Asunción en cuerpo y alma de la Virgen María es una de las pocas solemnidades que es compartida por todas las iglesias católicas, tanto la romana como la ortodoxa, en todas sus ramas, y la devoción fervorosa y muy difundida de todas las gentes en este privilegio muy especial de la Santa Madre hacen que este día, que para nosotros es el 15 de agosto, sea una fiesta muy especial.

Al María ser llevada en cuerpo y alma al Cielo, Ella anticipó para todos y cada uno de nosotros el destino final nuestro. Y la celebración de este hecho, marcado por la cordialidad, la alegría, la curación y el júbilo, hace abrir nuestros corazones al Amor y solícito cuidado que la Gracia de Dios, por medio de la Santísima Virgen, derrama sobre nosotros, acercándonos aún más a Su Amor y a Su Presencia, y al Amor y a la Presencia de Dios en Paternidad-Maternidad, Verbo, Luz y Espíritu. Esta Gracia es una manifestación de Su vínculo muy especial con el Espíritu Santo, y procede de Su Inmaculado Corazón, un corazón atento, compasivo y cariñoso como ninguno, dedicado y delicado en plantear nuestras necesidades a Jesús, que es DIOS, tal y como lo hizo en Caná: "No tienen vino... Haced lo qu Él os diga" (Juan 2, 3 y 5).

Antes de finalizar, les pedimos disculpas por no haber actualizado esta bitácora, pero pronto seguiremos con nuestro recorrido por los mensajes y apariciones marianas que estaremos recorriendo en las Peregrinaciones a Europa, cuyos planes y detalles están descritos en la página http://www.viajesmarianos.blogspot.com.

Amor Eterno (Mi Virgen Bella) cantado por Marianella Oráa