Amig@ que visitas esta página

Te damos la más cordial bienvenida a esta bitácora, dedicada a la Santísima Virgen María y a Su Divino Hijo Nuestro Señor Jesucristo. Te pedimos que te unas a nuestra cadena de oración permanente, con oraciones, rosarios, misas, meditaciones, ayunos, etc., lo que desees y puedas hacer, por nosotros, por ti y tus necesidades y angustias, y sobre todas las cosas, por la paz del mundo entero y la paz de tu país. Nunca olvidemos dar las gracias a Dios, porque es Él la Fuente Inagotable de todos los milagros...
Los Amigos de la Fundación María Ecuménica

miércoles, mayo 10, 2006

A 90 años de las célebres apariciones
de la Santísima Virgen María
en Fátima, Portugal


La Sagrada Imagen (arriba), fieles encendiendo velas (izq.) y vista del Santuario de Fátima (der.)


El año de Gracia de 1917 ha quedado grabado en la Historia de la Humanidad como el período a partir del cual las cosas no serían iguales para la Tierra. Durante seis meses, de mayo a octubre, tres pastorcitos, Lucía Dos Santos, de 10 años, Francisco y Jacinta Marto, de 9 y 7 años respectivamente (los 3 en la foto de la época que acompaña este párrafo, de izquierda a derecha), recibieron la visita de la Madre Celestial, la cual acontecía los días trece de cada mes en el lapso indicado, siempre a mediodía. Al comienzo los tres chicos sufrieron el alud de escepticismo de sus familiares y de la propia Iglesia. Mas, con el tiempo, se logró demostrar el carácter sobrenatural de las apariciones, las cuales culminaron con el milagro cósmico del sol el 13 de octubre de ese mismo año.

Aquí se hará énfasis en la aparición del día 13 de julio de 1917. Ese día en particular, la Virgen María legó a los pastorcitos un Secreto, el cual fue revelado en tres partes por Lucía, la única superviviente de los tres videntes de aquél entonces, y que falleció el pasado 13 de febrero de 2005, a la venerable edad de 98 años, monja carmelita de clausura bajo el nombre de Sor María Lucía de los Dolores del Inmaculado Corazón de María y del Sagrado Corazón de Jesús (en la foto superior). Por cierto, sus restos, trasladados fuera de Coimbra el 19 de febrero de este año, descansan al lado de los de su prima Jacinta Marto en el Santuario de Fátima (foto inferior). En las tres oportunidades, esta revelación del secreto a las autoridades eclesiásticas se hizo bajo el voto de obediencia que debe aceptar toda monja de clausura; pero es el caso que la última parte del secreto no fue revelada públicamente sino el 26 de junio del presente año 2000, luego de la Beatificación de Jacinta y Francisco Marto el 13 de mayo del mismo año, con la autorización del papa Juan Pablo II (ver foto abajo, con Sor Lucía). Sin embargo, se sospechaba que aún restaba una parte bien sustancial del secreto...


Desde 1970, la Virgen María ha estado en contacto casi permanente con un elegido, el padre Stefano Gobi, sacerdote italiano fundador del Movimiento Sacerdotal Mariano (en la foto inferior, con Juan Pablo II), al cual Ella ha contribuido grandemente con su difusión en el mundo entero. Es el caso que la Divina Madre ha revelado a este hijo predilecto suyo la esencia misma del Secreto que Ella misma reveló en Fátima a los tres niños.



Aquí se transcribe, textualmente, las palabras que la Virgen María dijo a los pequeños en su tercera aparición de aquel 13 de julio de 1917, y la visión que les mostró a los videntes. Y luego, se transcriben las revelaciones que el padre Gobi ha recibido de la Madre de Dios.

Quiero que vengáis aquí el día 13 del mes que viene; que continuéis rezando el Rosario todos los días, en honor de la Señora del Rosario, para obtener la paz del mundo y el fin de la guerra, porque sólo Ella lo puede conseguir.”

Continuad viniendo aquí todos los meses. En Octubre os diré quién soy, y lo que quiero, y haré un milagro que todos han de ver para creer. Es preciso que recéis el Rosario para obtener las gracias y favores que me pedís en el transcurso de un año. Sacrificaos por los pecadores, y decid muchas veces, en especial cuando hagáis algún sacrificio: ¡Oh, Jesús, es por tu Amor, por la conversión de los pecadores, y en desagravio por las ofensas cometidas contra el Inmaculado Corazón de María!

Detalle del nicho central de la Basílica con estatua del Inmaculado Corazón de María, donada por devotos estadounidenses en el año 1959. Mide 4,73 metros y pesa 13 toneladas y fue esculpida por el padre Thomas McGlynn, O.P.


La Virgen abrió sus manos, derramando rayos de luz refulgente que parecieron penetrar la tierra y, como cuenta Lucía en sus Memorias: ‘Nuestra Señora nos mostró un gran mar de fuego que parecía estar bajo la tierra. Sumergidos en ese fuego, los demonios y las almas, como si fuesen brasas transparentes, negras y bronceadas, con formas humanas que fluctuaban en el incendio, llevadas por las llamas que de ellas mismas salían, junto con las nubes de humo que caían hacia todos los lados, sin equilibrio ni peso, entre gritos de dolor y desesperación que horrorizaba y hacía temblar de pavor. Esta visión duró sólo un momento, ¡y gracias a nuestra Buena Madre del Cielo que antes ya nos había dicho que iríamos al Cielo en su primera aparición, pues creo que hubiésemos muerto del susto y pavor!’.

La Virgen continuó diciendo, con suma tristeza: “Visteis el Infierno a donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si se hace lo que os voy a decir, se salvarán muchas almas y tendrán paz. La guerra pronto terminará. Pero si no dejaren de ofender a Dios, en el pontificado de Pío XI comenzará otra peor. Cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida (una aurora boreal que se vio en toda Europa el 24 y 25 de enero de1938 - NdR), sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de las persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre. Para impedirla, vendré a pedir la Consagración de Rusia (símbolo del flagelo del Comunismo y los comunistas - NdR) a mi Inmaculado Corazón y la Comunión reparadora de los primeros sábados. Si se atienden mis deseos, Rusia se convertirá, el azote será alejado y mitigado, y habrá paz. Si no, Rusia esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados y el Santo Padre tendrá mucho que sufrir. Varias naciones serán aniquiladas. Satán conseguirá seducir el espíritu de los más grandes sabios que inventarán armas que aniquilarán a la mitad de la Humanidad en minutos. Para la Iglesia vendrá un tiempo de duras pruebas: los Cardenales se opondrán a los Cardenales y los Obispos a los Obispos. La Iglesia será oscurecida y el mundo irá precipitado a la confusión. Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará a Rusia (foto de un trozo del infame Muro de Berlín, llevado al Santuario en 1990), que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz. En Portugal se conservará siempre el dogma de la Fe”.

Aquí se inserta la visión que la Madre de Dios mostró a los niños, y que ha sido considerado como el famoso Tercer Secreto de Fátima. Como cuenta Lucía: ‘Al terminar de decir estas palabras, al lado izquierdo de Nuestra Señora, un poco más en lo alto, vimos a un Ángel con una espada de fuego centelleante en la mano izquierda; las llamas de la espada parecían que iban a incendiar el mundo, pero se apagaban al contacto con el resplandor que Nuestra Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él. El Ángel, señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! Y vimos en una inmensa Luz Divina algo semejante a como se ven las personas en un espejo al pasar ante él: vimos a un Obispo vestido de blanco, y tuvimos el presentimiento de que era el Santo Padre. También vimos a otros Obispos, sacerdotes, religiosas y religiosos subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de la corteza del alcornoque; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas, bastante tembloroso y con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; llegando a la cima del Monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz, fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas, y del mismo modo murieron unos tras otros los Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones. Bajo los dos brazos de la gran Cruz estaban dos Ángeles, cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y regaban con ella a las almas que se acercaban a Dios’.

La Santa Madre concluyó la visión de aquel día diciendo:“Esto no se lo digáis a nadie; a Francisco sí podéis decírselo (recordemos que Francisco podía ver a la Virgen, pero no escuchó ninguna de las palabras de Ella le dijo a Lucía, y que Jacinta podía ver y escuchar a la Virgen, pero también podía oir lo que la gente decía o gritaba; sólo Lucía escuchaba, veía y hablaba con la Virgen y no oía lo que ocurría alrededor - NdR). Cuando recéis el Rosario, decid después de cada misterio: ¡Oh, Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del Infierno, lleva al Cielo a todas las almas, especialmente las más necesitadas de tu infinita misericordia!”.

Ahora insertamos para completar el mensaje de la Madre Celestial los comunicados que Ella ha dado a su hijo predilecto, el padre Gobi, dentro de la línea del Tercer Secreto de Fátima:

Vicenza, 31 de diciembre de 1992:

En esta última noche del año, Hijos míos, recogeos en la oración y en la escucha de la palabra de Vuestra Madre Celestial, Profetisa de estos últimos tiempos. Pasad estas horas en la contemplación, en el recogimiento, en el SILENCIO. Os he anunciado que se aproxima el fin de los tiempos y la venida de Jesús en Gloria. Quiero ayudaros a comprender los signos descritos en las Divinas Escrituras. Están claramente indicados por los Evangelios, y las Epístolas de San Pedro y San Pablo, y se están realizando en estos años.”

El primer signo es la difusión de los errores que llevan a la pérdida de la fe y a la apostasía, propagados por falsos Maestros y teólogos, que ya no enseñan la Verdad del Evangelio. Por la enseñanza de estos errores, se pierde la fe y se difunde la apostasía por todas partes. Leed a Mateo, capítulo 24, versículos del 5 al 9; la Segunda Carta de Pablo a los Tesalinocenses, capítulo 2, versículo 3; y a Pedro, capítulo 2 versículos del 1 al 3.

El segundo signo es el estallido de guerras y luchas fratricidas que llevan al predominio de la violencia y del odio, y a un enfriamiento de la caridad, mientras se hacen cada vez más frecuentes las catástrofes naturales como epidemias, carestías, inundaciones y terremotos. Leed a Mateo, capítulo 24, versículos del 6 al 12.”

El tercer signo es la persecución sangrienta a quienes se mantienen fieles a Jesús y su Evangelio, y permanecen firmes en la verdadera fe. Pensad en las grandes persecuciones a que viene sometida la Iglesia y en el celo apostólico de mi Papa Juan Pablo II llevando a todas las naciones de la Tierra el anuncio del Evangelio. Leed a Mateo, capítulo 24, versículos del 9 al 14.

El cuarto signo es el horrible sacrilegio realizado por aquel que se opone a Cristo. Entrará en el Templo Santo de Dios y se sentará sobre su trono haciéndose adorar a sí mismo como Dios. Para comprender mejor leed a Daniel, capítulo 12 versículos del 9 al 12; a Mateo, capítulo 24, versículo 15; y a la Segunda carta de Pablo a los Tesalonicenses, capítulo 2, versículos del 4 al 9. La Santa Misa es el sacrificio perpetuo, la oblación pura que es ofrecida al Señor en todas partes, desde la salida del Sol hasta su ocaso. El sacrificio de la Misa renueva el llevado a cabo por Jesús en el Calvario. Acogiendo la doctrina protestante, se dirá que la Misa no es un Sacrificio, sino la Santa Cena, esto es el recuerdo de lo que Jesús hizo en su última cena. Así será suprimida la Celebración de la Santa Misa (donde Jesús está Verdadera y Realmente presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad bajo las especies de la Santa Hostia y el Cáliz de Su Presiosa Sangre - La foto corresponde a la Capilla de la Exposición Permanente del Santísimo y Divinísimo Sacramento en el Santuario de Fátima - NdR), y esta abolición será el horrible sacrilegio llevado a cabo por el Anticristo, el cual durará tres años y medio, es decir mil doscientos noventa días.”

El quinto signo está constituido por los fenómenos extraordinarios que suceden en el firmamento del Cielo. El milagro del Sol, acaecido en Fátima en mi última aparición, y otros fenómenos similares en otros lugares donde me aparezco en la Tierra, os indica que estáis en los últimos tiempos en los que se cumplirán estos acontecimientos que os preparan al retorno de Jesús en Gloria. Os invito a permanecer fuertes en la fe, seguros en la esperanza y ardientes en la caridad. Leed Conmigo los signos de vuestro tiempo y vivid en la paz del corazón y la confianza. De la higuera aprended esta parábola: cuando ya sus ramas se ponen tiernas y brotan las primeras hojas conocéis que está cerca el verano. Del mismo modo, cuando veáis suceder estas cosas, sabed que vuestra liberación está cerca. Evangelio según Mateo, capítulo 24, versículos del 32 al 33.”

Vista frontal de la Basílica del Santuario, con las fotos de los Beatos


Vista interior de la Capillita de las Apariciones, en el mismo lugar donde se encontraba la encina


Fátima, 11 de marzo de 1995:

En este mi venerado Santuario os acojo a todos, mis Hijos amados e Hijos a Mí consagrados, para encerraros en el seguro refugio de mi Inmaculado Corazón. En este lugar me aparecí como la Mujer vestida del Sol para indicaros el Camino a recorrer, en este vuestro siglo, tan insidiado y poseído por el Espíritu del Mal. A este lugar vine Yo del Cielo para ofreceros el refugio en el cual guareceros en el momento de la gran batalla entre Yo y mi Adversario, y en las horas dolorosas de la gran tribulación y del castigo.”



En este lugar hice surgir el Movimiento Sacerdotal Mariano, y por medio de este pequeño Hijo Mío, Stefano, a quien he llevado a todas partes del mundo, en estos años, me he formado el ejército preparado ya para la gran batalla y mi mayor Victoria. En este lugar os quiero espiritualmente unidos a este Hijo Mío, hoy que se celebra un gran Cenáculo del Rosario, de mi Movimiento, ante la imagen de vuestra Madre Celestial colocada en el mismo lugar en que me aparecí a los tres niños, Jacinta, Francisco y Lucía.”

Os recojo a TODOS en torno a Mí y os manifiesto mi complacencia por el modo con el que habéis acogido la invitación a adheriros al Movimiento Sacerdotal Mariano, a consagraros a mi Inmaculado Corazón y a difundir por doquier los Cenáculos de oración entre los Sacerdotes, los niños, los jóvenes y las familias. Os quiero espiritualmente aquí Conmigo, porque ahora entráis en el último período de tiempo de este vuestro siglo, en el cual los sucesos que os he predicho tendrán su pleno cumplimiento.”

Por esto hoy, en el mismo lugar donde me aparecí, quiero revelaros mi Secreto. MI SECRETO CONCIERNE A LA IGLESIA. En la Iglesia se llevará a cabo la gran apostasía que se difundirá por todo el mundo; el Cisma se realizará en el general alejamiento del Evangelio y de la verdadera fe. En Ella entrará el hombre de iniquidad que se opone a Cristo, y que llevará a su interior la abominación de la desolación, dando así cumplimiento al horrible sacrilegio, del cual habló el profeta Daniel, capítulo 9, versículo 27. MI SECRETO CONCIERNE A LA HUMANIDAD. La Humanidad llegará a la cumbre de la corrupción y de la impiedad, de la rebelión contra Dios y de la abierta oposición a su Ley de Amor. Ella conocerá la hora de su mayor castigo, que ya os predijo el profeta Zacarías en el capítulo 13, versículos del 7 al 9. Entonces este lugar aparecerá a todos como signo luminoso de Mi Presencia Materna, en la hora suprema de vuestra gran tribulación. Desde aquí mi Luz se difundirá a todas partes del mundo y de esta fuente brotará el agua de la Divina Misericordia, que descenderá para regar la aridez de un mundo reducido ahora a un inmenso desierto. Y en esta mi extraordinaria Obra de Amor y de Salvación, se manifestará a todos el triunfo del Inmaculado Corazón de Aquélla que es invocada como Madre de Misericordia.”


El gran reto para tod@s
en el presente siglo XXI

La Virgen María, como Madre de la Humanidad, nos llama, a través de sus diversas apariciones y manifestaciones (como las lágrimas derramadas a través de una imagen peregrina traída desde Fátima en Nueva Orléans en 1981, fecha de la foto), a un reto espiritual grandioso, si bien para algunas mentes autodenominadas “sabias” parece demasiado simple: Ella nos llama a entregarnos por completo a la Santa Voluntad de DIOS, sin dudas, sin miedos, sin complejos. Con el corazón lleno de Amor y Confianza, pese a toda circunstancia fuerte que pudiera existir en nuestras vidas, mirando al Cielo en busca de lo extraordinario sin dejar de tener los pies bien puestos en la tierra con su cotidianidad y su rutina, permitiendo que DIOS entre en nosotros y lo sintamos como algo plenamente natural, vivo y “nuestro”, compartiéndolo con nuestros semejantes. La Bendita Madre María ha sido el único ser humano, en su condición de mujer, que ha alcanzado las cotas más altas de espiritualidad y conocimiento de DIOS posible en los tiempos históricos que le tocó vivir, y que es accesible para nosotros, hombres y mujeres, aún en estos tiempos, comienzos de Tercer milenio, siglo XXI.

Así mismo, Ella nos guía a esa entrega, a ese encuentro con DIOS, que es a su
vez íntimo y personal, extraordinario y mundial, conduciéndonos por un camino que, si bien nos parece difícil, con tantos compromisos, complicaciones, estructuras físicas y mentales algo rígidas e inflexibles, sin embargo es así, en esas mismas condiciones, que esta Madre Amorosa y Amable nos trae a DIOS a nuestras vidas. De parte de nosotros está el aceptarlo, adorarlo, amarlo, agradecerle, y confiar plena, total y desinteresadamente en ÉL. La Santísima Virgen recibe de sus hijos y devotos del mundo entero una veneración que tiene diversas raíces culturales, pero que sólo demuestran algo que, tarde o temprano, será reconocido en su justo valor: la Santa e Inmaculada Virgen María es EL ROSTRO FEMENINO QUE DIOS ENVÍA AL MUNDO, y por tanto es la Madre Espiritual de toda la Humanidad (y no sólo de los cristianos), el Modelo del Diálogo Cultural, Religioso y Espiritual por excelencia, y es venerada y amada por católicos, ortodoxos, anglicanos, musulmanes, gnósticos, budistas, hinduistas, indígenas, etc. En fin, Ella es Patrimonio Espiritual y Universal de la Humanidad.

El Amor sufre, el Amor goza, el Amor ríe, el Amor llora... Estas frases sencillas dicen todo lo que DIOS es en esencia: AMOR. Esencia manifestada en la Presencia misma de Jesús, y en las apariciones y manifestaciones de María, Su Madre, la cual nos fue legada en herencia por Jesús en la persona del amado Juan como Nuestra Madre. AMOR que nosotros mismos podemos encarnar y presentar en nuestras vidas y en las vidas de otros, si sólo así lo queremos. Por tanto, amable y sensible lector, seas como seas y lo que seas, tómate unos momentos de reflexión y observa cuánto y cómo Dios nos ama a todos y cada uno de nosotros, cuánto y cómo Jesús y María nos aman, quizás más de lo que nosotros mismos nos amamos, y cuánto y cómo podríamos llegar a ser y a hacer si únicamente nos dejáramos llevar de la mano por tan Excelsos Amores...





Fuentes Consultadas:

GOBBI, Stefano. A los Sacerdotes, Hijos Predilectos de la Santísima Virgen. Centro Internacional del Movimiento Sacerdotal Mariano. Vigésima Edición española, 1997.

Memorias de Lucía. Editorial Gráfica de Coimbra, Portugal, Cuarta edición, Julio de 1995.

Boletín informativo Extraordinario. El Mensaje de Fátima. Apostolado Mundial de Fátima. Julio 2000. Número 58.

Amor Eterno (Mi Virgen Bella) cantado por Marianella Oráa